En cuanto vi el título intuí todo lo demás. María, madre de todos desde los pies de la Cruz, acabó adquiriendo esta advocación hace unos años en Chicago, donde una pequeña comunidad católica venera esta imagen desde hace unos años.
La historia se recoge en el precioso testimonio que se adjunta a continuación, donde se narra el suceso acontecido a Kevin Mattheus, un católico poco practicante que, abocado a una enfermedad incurable y en medio de una gran tibieza espiritual, “se encontró” con una estatua muy deteriorada de la Virgen María en una tienda de flores. La compró, la llevó a reparar, pero finalmente se desmoronó admitiendo que él estaba bastante más roto que esta preciosa figura. Recomiendo entrar en el video que se incluye al final para escuchar este testimonio.
Y lo cierto es que, aunque no conocía a esta conmovedora Broken Mary, pronto caí en la cuenta de que todos estamos rotos, en mayor o menor medida, lo admitamos o no. A veces el peso de nuestro quebranto se hace muy difícil de llevar, y Kevin encontró en su Broken Mary el antídoto para vencer la desgana y levantarse a plomo, pese al dolor, para darle otro sentido a las cruces que nos rodean. Comenzó a rezarle el rosario y se fue acercando a la Iglesia, y comenzó a animar a muchas personas a hacer lo mismo. Paseó su María Rota por cárceles, hospitales, centros de acogida, organizó rosarios y encuentros parroquiales, y recientemente incluso organizó una procesión por las calles de Chicago, hasta el punto de publicar un libro contando su historia por la fama internacional que está llegando a alcanzar esta advocación mariana.
María Rota, procesionada por las calles de Chicago.
Broken Mary es la compañera de tantos corazones rotos en los que podemos identificarnos. Rotos por el dolor de la enfermedad, por la pérdida de un ser querido, por la desgracia más obvia que proviene de una ruina o de una guerra. Pero también está roto aquel que ha sido abusado, o aquel que no ha recibido en casa todo el amor que debe manar en un hogar. Roto está el cónyuge abandonado o engañado, o aquel que no sabe cómo afrontar un matrimonio que se deteriora. También se rompe el corazón de quien se sabe responsable de un daño y es incapaz de dar el paso para buscar soluciones, o aquel que espera el perdón de un hermano que lo reniega. Roto está el empresario traicionado, el obrero engañado, la madre que se enfrenta a una evidente falta de entendimiento con sus hijos, o el padre que encontrándose en medio de disputas familiares, ya no puede hacer más por encontrar puentes de unión. Y en todo esto estamos todos, y me encuentro yo, y te encuentras tú. Incluso en medio de nuestras sonrisas habituales, de nuestra salud rebosante y a pesar de nuestro buen puesto de trabajo… hay días donde solo aflora la nostalgia de una vida mejor, de un entendimiento, de una mano que se tienda y no llega. Y ahí está Ella, tan rota como tú. Mírala, tiene el tronco pegado por la cintura y las manos arrancadas. Rézale y deja que Ella actúe. Tú solo no puedes…
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