Sí, puede parecer una broma el titular de esta entrada en un blog como este, pero no lo es. De lo que se trata es de la cruda realidad que evidencian, entre otros, la simple composición y fluidez de los titulares de periódico o las aperturas de los telediarios, y me explico.
Sin entrar en detalle del importante y muy legítimo acontecimiento deportivo, la semana pasada, con motivo de la celebración de la final de la Liga de Campeones entre Real Madrid y Atlético de Madrid, las audiencias estuvieron volcadas en la retransmisión del evento así como en la celebración posterior por parte del ganador. En esta ocasión, el Real Madrid, con su acostumbrado despliegue de medios, aprovechó el espectáculo para pedir, lo cual no está mal, un minuto de silencio por las víctimas del terrorismo yihadista en Iraq; pero no unas víctimas anónimas, sino varios seguidores de una peña madridista que fueron acribillados por corear vítores y salvas al Real Madrid.
Que la desgracia sea tremenda y totalmente condenable nadie lo duda, ni tan siquiera es inoportuno que se rindiese tal homenaje en la celebración del campeón de la Champions, pero... ¿cuántas veces y con qué frecuencia ocupan portada los miles de cristianos perseguidos, masacrados, exiliados que se suceden con un goteo espantoso en todas las zonas ocupadas por ISIS?...
Apenas un día antes del asesinato en estos seguidores del Madrid, una familia cristiana, como muchas otras, fue desalojada de su vivienda por no poder pagar el "impuesto" que exige el ISIS a estas "minorías incómodas". Su casa fue incendiada, como las demás, solo que en este caso, ni siquiera dieron tiempo a que saliera de ella una niña de 12 años que se encontraba en el baño; es más, arrojaron directamente la antorcha al cuarto de baño ocasionándole unas quemaduras brutales de las que no pudo reponerse. Murió horas después en brazos de su madre, y sus últimas palabras fueron "perdónalos..." ¿Cuántos de los telespectadores de la final de la Champion se habían enterado de este suceso?
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