sábado, 23 de diciembre de 2017

Pedro López Calvo: testigo de La Luz Redentora.

     

     Me llamo la atención, en la lectura del pasado domingo, el término que empleaba San Juan  para denominar a su tocayo Juan el Bautista, refiriéndolo como “el testigo de La Luz”. A éste se le dirigían las multitudes preguntándole si él era el Mesías, y bien claro respondió manifestando que no era él, sino Aquel al que venía anunciando.
      No sé por qué motivo me fijé de forma especial en este apelativo, máxime cuando en mi caso la figura de Juan Bautista siempre ha estado un poco eclipsada por la de los apóstoles, y por supuesto por Jesús. Sin embargo, al enterarme hace unos días del 30 aniversario de la ordenación de Pedro, me he acordado de forma inmediata del evangelio referido, y, aunque parece que la explicación es más que obvia, creo que merece la pena detenerse un poco y contemplar lo que han significado estos 30 años.

      Conocí a Pedro López muy poco después de haberse ordenado, allá por el año 88. Con apenas 18 años yo era un chaval, pero... ¡Pedro también! Por supuesto que a esas edades la referencia de alguien que es algo mayor influye en muchos sentidos, de hecho, desde esa perspectiva adolescente esos pocos años de diferencia hacen que se contemple al "amigo mayor" como a una figura casi de "hermano mayor". Por lo tanto Pedro siempre tuvo un papel relevante como modelo para mí en muchos aspectos, lo cual luego supe atribuir a una deliberada Gracia otorgada por la Providencia Divina. El escritor Chesterton "alucinaba" con el brillo de aquellas personas a las que había conocido en vida, y atribuía a Dios el papel de un especial "maestro de cerenomias" que ponía en contacto a unos y otros, de hecho... ¿no es cierto que lo más valioso al final de todo es la gente que hemos conocido y que os han acompañado en este Viaje?

     El caso es que, como os habrá pasado a muchos, Pedro se convirtió en una compañía constante, y aunque estos años han pasado fugaces y la perspectiva del largo plazo simplifica las cosas, no olvidemos que este tiempo ha estado cargado de meses, semanas y días, cada uno con una intensidad distinta. Días atiborrados de sensaciones y vivencias tan múltiples como dispares, conocidas por la gente cercana, y entre los cuales, Pedro siempre ha tenido un papel especial. Así, él conició mi adolescencia y juventud, mis vivencias universitarias, mis amigos y novia, me acompañó en nuestra boda y llegada de los hijos, y, sobre todo, estuvo siempre al lado,en tantos buenos momentos y en algunos otros realmente difíciles.


     Desde que Pedro "se coló" en mi vida, en las de mis familiares y amigos, esposa e hijos, creo que todos guardamos siempre la misma imagen: una sonrisa constante coronada por una mirada limpia y una viveza que trasmite algo más, algo como... un reflejo, el reflejo de Aquel al que estamos llamados y del que Pedro siempre es un fiel testigo. En esa mirada, en esa sonrisa, queda resumido lo más importante, no ya solo los muchos méritos personales en su labor dentro de la familia redentorista (que no conviene obviar), no solo su ardiente fervor misionero entregado en tantos y tantos destinos por todo el mundo, sino, sobre todo, la deslumbrante fidelidad de su ministerio a la vocación personal a la que fue llamado. Y es que, dentro de la vocación sacerdotal, Pedro recibió un carisma particular, un carisma él acogó como su "primer amor": aquel que le pidió adornar sus días de cura dando testimonio de la Alegría. Y así, disfrutando intensamente cada momento de su vida, Pedro se ha convertido, como Juan el Bautista, en un farolillo brillante que proclama la confianza en Dios, en un reclamo constante a olvidar la pesadumbre cotidiana y cambiarla por la sonrisa diaria, en un inequívoco testigo de La Luz Redentora.

    Ahora, como bien dejaste claro en tu Facebook, ¡ a por otros treinta ! Es tu vocación, y los demás lo necesitamos.... Gracias, y que siga acompañándote la bendición del Redentor.

PD: a los curas se les llamó así, precisamente, por ser "médicos de almas", por procurar los cuidados y "curas" que necesita el alma. Tal vez por ello, tampoco estos días ha dejado de sonar en mi subconsciente  esta canción que habla de la entrega, del cuidado amoroso, del "ponerse en lugar" de aquel a quien se ama. La canción se llama "La Cura", y no hay más que seguir la letra...









viernes, 10 de marzo de 2017

Novena a San José

    


     Normalmente cuando alguien pide ayuda es porque está muy necesitado. Esta entrada quiere ser un testimonio de la ayuda que prestan Los Santos intercediendo por nosotros, independientemente de nuestras flaquezas y nuestro estado de ánimo, siempre tan variable según las circunstancias.     
     Hace algún tiempo un amigo sacerdote me habló de la eficacia de las novenas hechas a San José en relación con un proyecto de apostolado que tenía en mente. Él necesitaba la adquisición de un equipo de impresión digital, algo que escapaba a su alcance por precio, y puesto que acostumbraba a tener a San José como intercesor suyo para los asuntos "laborales", sin más demora comenzó una novena a éste, uno de sus santos predilectos.

     Tal y como había ocurrido en ocasiones anteriores en las que acudió a su ayuda, las circunstancias se dieron para que, al término de la novena, de forma aparentemente casual, alguien contactase con él con motivo de la venta de un equipo de impresión. Resultó que las condiciones técnicas y económicas eran justo las que mi amigo necesitaba y se podía permitir, de modo que transcurrió muy poco tiempo desde que planificó su proyecto evangelizador hasta que lo pudo poner en marcha.
© Galilea, tomado del blog "gotitas espirituales"

     Tiempo después, yo me encontré en una situación también complicada. Resulta que en mis avatares laborales me vi en la necesidad de encontrar una ubicación en la provincia de Málaga donde la empresa en la que trabajo pudiese planificar una nueva unidad productiva. Si bien es cierto que la localidad no dista mucho de mi zona de trabajo habitual, nunca había emprendido una búsqueda así en aquella provincia, y apenas conocía las zonas industriales en las que poder localizar dicho espacio. Me enfrentaba a varios factores que debía resolver: encontrar un espacio adecuado por ubicación y requisitos urbanísticos, que la parcela estuviese disponible para alquiler en condiciones favorables, y llevar a cabo una tarea de gestión a través de las administraciones locales para poder desarrollar el proyecto en un plazo razonable.

     En las primeras visitas a las zonas de polígonos industriales empecé a confirmar de inmediato mis sospechas iniciales: el suelo bien ubicado ya estaba ocupado, los precios de compra y alquiler eran desorbitados, y al no conocer a nadie por aquellos lares, cualquier gestión para intentar contactar con propietarios de terrenos era tan tediosa como infructuosa.
     Era mucho lo que había en juego, sobre todo en términos de coste de oportunidad, pues encontrar una ubicación idónea con las condiciones correctas supondría un empujón importante a la empresa, empujón del que estaba necesitada. Tardé poco en acordarme de la novena a San José, de modo que, con una gran confianza en la intercesión de este gran santo, comencé a realizarla pidiendo ayuda en esta tarea, sobre todo con el sentido de que todas estas primeras gestiones saliesen favorables y de forma rápida si era para bien; por el contrario, también pedía no caer en algo que pudiese a la larga traer problemas aparejados, antes bien era preferible toparse con un muro de dificultades que me hiciesen desistir del propósito.
     Las cosas "se fueron disponiendo" de tal forma que, en muy poco tiempo, encontré a la persona adecuada que podía atendernos en las dependencias de Urbanismo, la cual a su vez me dio el contacto de un ingeniero con gran experiencia en este tipo de proyectos y que se movía como pez en el agua por organismos y administraciones locales. Ya teníamos los resortes que podrían ayudarnos a nivel técnico, pero aún faltaba lo más importante: localizar una parcela bien ubicada y con buenas condiciones. 
     En este asunto vital, tuve la "suerte" de encontrar a un excelente corredor que desde su agencia inmobiliaria no sólo nos ayudó a localizar parcelas y propietarios, sino que con su experiencia y profesionalidad ayudó para poder cerrar un acuerdo económico razonable. Todo hacía esperar unas buenas expectativas. 


     La segunda parte de esta historia, sin embargo, viene marcada por unos tintes de grandes dificultades que aparentemente vienen a desmontar la ilusión anterior. Esto a veces ocurre, como cuando pedimos algo a Dios y aparentemente nos da lo contrario, y es que a veces es necesario pasar por un proceso que finalmente, aunque sea de forma diferente, acaba redundando en nuestro beneficio. 
     En mi caso, el proceso de tramitación administrativa de nuestro proyecto no para de encontrarse con muros de dificultad que continuamente rompen las expectativas iniciales en cuanto a plazos de ejecución. Sin embargo, tuve una situación parecida en una promoción inmobiliaria hace unos años también en la provincia de Málaga donde un error del Ayuntamiento nos trajo de cabeza con una vivienda durante varios años. Finalmente el error fue admitido y subsanado, y el momento en que la venta pudo finalmente materializarse coincidió con una circunstancia que vino a hacer de este hecho algo favorable.
     Como en aquel entonces, actualmente aún continúo la travesía por el desierto, pero creo que, de alguna manera, las dificultades actuales van a determinar algún beneficio añadido al final de esta historia. Confío en la intercesión de San José y agradezco su protección, al tiempo que recomiendo encarecidamente que, ante cualquier dificultad de cualquier tipo, acudáis a él. No obstante, fue la persona elegida por Dios para hacer de padre de Jesús y cuidar de la Sagrada Familia, y ciertamente no estuvo su vida exenta de problemas (vida humilde, persecución que le llevó a emigrar a Egipto para escapar de Herodes...).


Imagen tomada de www.monasteriosanbenitoestella.com


     Por cierto, aunque siempre hago gala de mi nombre "Manolo", que es como todo el mundo me llama, mi nombre completo es "José Manuel". Saludos.

P.D.: Por supuesto que la novena se puede realizar siempre que se necesite, pero de forma general hay costumbre en muchos lugares de iniciarla el día 10, para terminar el 18, justo antes de la celebración de su fiesta (ver aquí).